Vinos del desierto

Reportaje aparecido en la revista “Planeta Vino” en el que se habla de Bodega Sierra Almagrera

Lo mismo, unión de fuerzas entre productores, es lo que busca Diego Gea, empresario del sector hostelero que en 2006 fundó Bodega de Serón en este pueblo entre las Sierras de los Filabres y de las Estancias almerienses, única bodega al norte de la provincia hasta hace poco. “Esta zona era de comunicación entre la costa y el interior de la península y siempre ha habido viñedo de uvas de mesa y para vinificaciones particulares”, comenta. Descubrió una finca con Tempranillo viejo y empezó con la idea de hacer vino en un municipio conocido principalmente por sus secaderos de jamones.

Gea vio en el viñedo el complemento perfecto de la producción jamonera y se puso manos a la obra con la elaboración, plantado Syrah, Moscatel y Sauvignon Blanc en una extensión total de seis hectáreas en suelos con un alto contenido en hierro. De la elaboración se ocupa, en categoría de asesora, la enóloga Cristina Calvache, que también tiene su propio proyecto vitivinícola en Alboloduy, a los pies de la Sierra Nevada almeriense.

Gea elabora unas 20.000 botellas al año de las que vende toda la producción en la provincia, principalmente gracias al turismo que que puebla la costa, aunque reconoce que “no vivimos de la bodega”. Sí recuerda proyectos fallidos que han terminado por desaparecer y lo achaca a una falta de adaptación al mercado o los productos.

Ve el futuro de los vinos de Almería pasando por la unidad de productores, ya que su noción del consumidor le dice que el perfil mayoritario es de un turista que sí sabe que existe Almería pero desconoce zonas concretas, por lo que una diferenciación en términos de regiones o parajes no le aporta valor a su proyecto: “Hay que aprovechar el momento de nuestra gastronomía, su pujanza, para hacernos más fuertes. Nosotros llevamos años presentes y lo vendemos todo”, comenta este bodeguero a tiempo parcial que ha encontrado su fórmula de éxito con una bodega solitaria.

Más o menos en la misma latitud, pero cercano a la costa, en Cuevas de Almanzora, está el proyecto Sierra Almagrera. Se puso en marcha en 2006 a partir de cuatro hectáreas de viñedo que constituyen un vergel en medio de un árido paisaje casi lunar en el que, sin embargo, se aprovechan la relativa altitud, 350 metros sobre el mar, y la brisa refrescante que llega del Mediterráneo, que está a escasamente 15 kilómetros. Su impulsor es José Miguel García, antiguo directivo de una compañía de teléfonos y propietario de una empresa que explota productos elaborados a base de aloe vera, entre ellos uno que mitiga los efectos de la quimioterapia.

José Miguel García, que cuenta con la colaboración del enólogo Ignacio Figueroa, técnico de Bodegas Raíz de Guzmán (Ribera del Duero), afirma que su viña, rodeada de la nada desde el punto de vista del cultivo de la vid, tiene los antecedentes vitícolas más antiguos de España: afirma que en esta zona plantaron los fenicios las primeras viñas cultivadas en la península hace tres mil años.

La tradición se interrumpió durante tres milenios hasta la introducción del que parece un bien pensado catálogo varietal, con Monastrell, Garnacha, Syrah y la inevitable Tempranillo. En 2013 lanzó su primer vino, el tinto Caballo Blanco.

LEER REPORTAJE COMPLETO